26/4/13

El patronato de la Fundación Santiago Rey refleja las "esencias" del Grupo Voz

ExVoz ha recibido una veintena de correos cuyos remitentes se interesan por los motivos por los que otorgamos notable relevancia a la composición del patronato de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre, pues aunque solo hemos publicado un post referido específicamente a la entidad, «El Grupo Voz es una "federación de reinos"», en varios textos insistimos en sus significados; por ejemplo, al abordar la presencia en el patronato de José Luis Méndez López y, al hilo de la actualidad, la de Manuel Fernández de Sousa-Faro. El patronato de la fundación es un órgano de notables que ejerce las funciones propias de un consejo asesor al servicio del propietario del Grupo Voz.
Hay características del patronato muy llamativas; por ejemplo, entre sus miembros solo hay un científico (al margen de que Fernández de Sousa-Faro sea licenciado en Físicas): el doctor en Medicina Luciano Vidán Martínez, que sin embargo es más conocido por su vis empresarial y como representante gremial que como profesional de una disciplina científica.
Propagandistas del españolismo
En el patronato de Santiago Rey solo hay dos "intelectuales", analistas o creadores de ideología, los catedráticos Meilán Gil y Blanco Valdés, dándose la circunstancia de que ambos comparten una visión conservadora de la economía, de la empresa y del papel de las instituciones y, por si fuera poco inapropiado ese uniformismo, resulta que en una comunidad como la gallega esos dos "intelectuales" son proclives al centralismo español y ningunean el galleguismo; lo cual resulta chocante en una empresa y un medio cuyo frontispicio es La Voz de Galicia.
Los galleguistas, proscritos 
Esa tendencia anti-gallega o a-gallega es todavía más chocante si se tiene en cuenta que en el patronato nadie representa posiciones que compensen la preeminencia del nacionalismo español que defienden varios de sus miembros, no solo Meilán Gil y Blanco Valdés. Ni siquiera está presente Xosé Luís Barreiro Rivas, galleguista liberal-conservador y columnista "de cabecera" desde hace ya dos decenios, cuyas aportaciones podrían paliar el españolismo madrileñista imperante.
Reunión de empresarios 
Por lo demás, la mayoría absoluta y holgada del patronato la ostentan los empresarios y profesionales de la economía privada, lo cual podría ser lógico en otros sectores, pero no en un grupo de la comunicación y de la información.
Junto a los dos catedráticos mencionados y a ese ejército de empresarios y profesionales de la economía privada, figuran tres asalariados del propio Grupo Voz: Manuel Areán Lalín, responsable del área jurídica; Luis Blanco Penas, director general, y José Francisco Sánchez Sánchez, director de la fundación.
Los "magos de las cifras"
Para colmo de perversiones, entre los profesionales de la economía privada los hay que se han significado por ser "magos de las cifras", o distinguidos arquitectos de las finanzas; profesión, oficio o dedicación que nada aporta a la marcha de las empresas del Grupo Voz.
En ese sentido destaca la presencia en el patronato de José Luis Méndez López, el último director de Caixa Galicia, cuyo único mérito objetivo para estar en la fundación es haber dado créditos y liquidez a Santiago Rey, cosa que el Grupo Voz podría haber obtenido en otras entidades financieras sin pagar los peajes socio-políticos que eran consustanciales a dos cajas que operaban cual correa de transmisión de los poderes fácticos de Galicia.
Ausencia de expertos del sector
En resumen, es objetivamente inconcebible que la fundación de un empresario de la comunicación y de la información tenga un patronato sin presencia de profesionales de prestigio contrastado en las disciplinas y en las actividades del sector (sin menoscabo de las positivas aportaciones que puedan hacer Luis Miguel Blanco y José Francisco Sánchez).
Criterios decimonónicos 
No hace falta dar muchas vueltas: La mayoría de los miembros del patronato de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre han sido seleccionados aplicando criterios decimonónicos, elitistas, lo que en gran medida condiciona a la vez que refleja la línea editorial y la "inteligencia" del medio.
Si el Grupo Voz quiere tener futuro, es preciso que Santiago Rey reconsidere sus criterios, que se jubile (dejando paso a sus herederos) o bien, alternativamente, que venda las empresas a una compañía que tenga luces.
Relevos previstos
Nos consta que Santiago Rey quiere relevar al menos a dos miembros del patronato. Pero también nos consta que se trata de relevos formalistas con los que solo persigue apartar a quienes han perdido prestigio en la élite.
Esos cambios carecen de sustancia, con independencia de que sean convenientes porque la presencia de según quien en el patronato constituye un insulto a la generalidad de los ciudadanos gallegos.

4 comentarios:

  1. Anónimo26/4/13

    Eu faría matices, pero o texto se refire só á Voz e a súa fundación, polo que está moi ben estruturado e fai un resumo moi práctico para coñecer o xornal e a función que xoga na sociedade galega. Noraboa.
    L. M. (A Coruña).

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    1. Anónimo26/4/13

      Me sumo a la enhorabuena del comentario anterior. Enrique V. (Santiago)

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  2. Anónimo26/4/13

    Son mucho más modernos de los que dais a entender, y siempre se busca apostar por el periodismo de calidad. Por ejemplo, esta noticia que habla de apps de sexo como Pajímetro:
    http://www.lavozdegalicia.es/noticia/vidadigital/2013/04/26/apps-sobre-sexo-sexo-google-play/00031366993642001657110.htm

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  3. Varios lectores han escrito para preguntar por qué no decimos nada de los resultados de los EGM de radio y TV y cuál es la posición de Radiovoz y VTelevisión.
    La respuesta es sencilla: la cadena y la emisora de TV del Grupo Voz tienen cuotas de mercado IRRELEVANTES.
    El mercado de Radiovoz cae, remonta, cae, remonta... Pero casi siempre cae más que remonta desde hace ya 2/3 años.
    Además de irrelevante, el mercado de VTelevisión rara vez reúne a más del 3% de la audiencia gallega (por lo general gracias a Vía V), lo que certifica que es un empresa económicamente injustificable, una especie de "chulería", o un capricho y, por tanto, un pozo sin fondo.

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