14/10/12

El "peloterismo salvaje" que denuncia Maruja Torres ha hecho estragos en La Voz

Viñeta de El Roto
«Hoy es un día triste para las libertades en este país». Así inició su reciente charla la periodista Maruja Torres en el aula magna de la Universidad Autónoma de Barcelona UAB).
Torres pronunció esas palabras tras el anuncio del expediente de regulación de empleo (ERE) que ultima El País.
Maruja Torres, "con rostro serio", según refleja la crónica de la e-revista catalana Som Atents (estamos atentos), ha subrayado que los afectados por ese recorte de plantilla serán «138 periodistas bien formados y que saben de lo que hablan, con capacidad crítica para oponerse al sistema, serán despedidos y sustituidos por gente dócil, absorbida por el sistema desde el inicio y dispuesta a hacer de todo por 800 euros»...
«La historia de El País es la de Saturno devorando a sus hijos».
Leyenda mitológica que también sirve para describir lo que ocurre en La Voz de Galicia.
Y Torres prosiguió:
«Hay periodistas que sólo quieren ser jefes. Son los más mediocres y dóciles. Y ser jefe es lo más fácil del mundo. Hay mucha gente dando codazos y haciendo putadas para trepar, pero al final lo consiguen porque pese a que hay muchos, se trata sólo de ir haciendo putadas e ir subiendo. En un mundo justo no sería así, pero la justicia hace tiempo que no está por las redacciones».
Las figuras y los colores con los que Maruja Torres pinta el paisaje y describe a parte del paisanaje de El País sirven, aunque sólo en parte, para pintar el de La Voz de Galicia, donde la bruma es más espesa y la principal responsabilidad por los daños ni siquiera recae en los accionistas o el propietario, sino en los miembros de "el grupito", una "organización no empresarial" de codiciosos y trepas también conocidos como "los liquidadores".
El darwinismo social imperante favorece a los trepas
Los trepas siempre han existido, tanto en La Voz como en todo tipo de empresas. Sin embargo, en la compañía editora del periódico coruñés, concretamente en la redacción, el desarrollo de los trepas como subespecie laboral ha sido extraordinario, sobre todo cualitativamente, pues en un momento dado sus individuos llegaron a tomar conciencia de que les interesaba aliarse; lo que ocurrió siendo director Bieito Rubido, que pese a no formar parte de esa subespecie fue quien aportó los nutrientes necesarios para el desarrollo del cerebro de los trepas y para que tomaran conciencia como etnia socio-laboral --para lo que incluso fueron instruidos en cuestiones sindicales...
En todo caso y al margen de divergencias, es obligado reconocer que con Rubido --defectos al margen, ¡todos los tenemos!-- se mantuvieron ciertos criterios periodísticos. Su contribución a formar "el grupito" consistió, resumiendo, en permitir que sólo sus miembros accedieran a los resortes del poder informativo (los monopolios pervierten las redacciones y la profesión), e integrarlos en una red de intereses de orden laboral... ¡y también económico!
Los criterios periodísticos que en ciertos aspectos mantenía activos Rubido fueron relegados poco a poco y al paso de unos meses deshechados totalmente tras el ascenso al poder de uno de los trepas más experimentados de La Voz: Xosé Luis Vilela.
La degeneración informativa se aceleró y "el grupito" se libró de uno de los últimos inconvenientes que coartaban su progresión, cosa que lograron gracias a la eficiencia de Vilela para dejar con el culo al aire a quien se tercie, incluidos sus más cercanos colaboradores profesionales: Vilela provocó la marcha de Luis Ventoso, quien (también con sus defectos, ¡todos los tenemos!) había mantenido mínimos imprescindibles en la redacción.
Luego, reforzado en el vértice biológico de la redacción, "el grupito" ha seguido vaciando La Voz de reales o imaginarios inconvenientes.
A la derrota de Ventoso, al consiguiente reforzamiento de quienes para triunfar necesitan prescindir de valores periodísticos y a los efectos de la recesión económica se sumó el nombramiento de Luis Miguel Lois Blanco como director general de la sociedad.
La esperanza murió acicalándose ante el espejo
En principio, el sorpendente nombramiento de Blanco, otro de los grandes trepas de La Voz, generó pese a todo cierta esperanza. El hecho de que un periodista accediera a la subjefatura de la sociedad anónima (sólo por debajo del editor, aunque obligado a entenderse con Manuel Areán y a coordinarse con Santiago Pérez) alimentó la creencia de que se corregirían algunas de las perversiones y que el periodismo recuperaría siquiera parte del vigor perdido en la redacción. La esperanza murió cuando más ilusionada estaba, acicalándose ante el espejo.
Blanco ha mantenido e incluso perfeccionado la mayoría de los vicios que favorecen el declive de La Voz como medio de información. No sólo se sigue renunciando al oficio de informar, sino que además la media docena de responsables de tomar las decisiones en materia informativa han mejorado exponencial y peligrosamente sus relaciones con una sola opción política (el PP). Y lo que desde un punto de vista empresarial es, si cabe, más grave: el Grupo Voz en su conjunto ha sido colocado en posición genuflexa ante los poderes económico e institucional; esas son las raíces, entre otras menos profundas, de que la empresa lanzara valientes campañas en defensa de quienes arruinaron Caixa Galicia, o la inusitada pasión con la que Sofía Vázquez (jefa de la sección de economía) en compañía de otros acometió la tarea de glorificar el entretenimiento social, político y mediático organizado por Núñez Feijoo y Fernández Currás con la famosa e innecesaria Lei de Caixas.
Dicho sin rodeos: La Voz, con el director del periódico y la jefa de la sección de economía al frente, se prestó al todo vale con tal de disimular las barbaridades perpetradas con el dinero de las cajas y posponer sine die la depuración de responsabilidades.
¡Que razón tiene Maruja Torres al alertar a los jóvenes periodistas y a los que se están formando de que van a tener que «barrer mucha mierda»!
ExVoz renace ¡gracias a ellos!... gracias a los Blanco, Pérez, Vilela, Velázquez y demás miembros de "el grupito", y como respuesta a un juicio en el que la subespecie de los trepas ha dejado constancia de sus instintos depredadores.
-----
ENLACE a "Las redacciones son hoy un entorno de peloterismo salvaje".