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Las sucesivas campañas pro José Luis Méndez, pro Caixa Galicia, pro Novacaixagalicia y pro Novagalicia Banco que con tanto empeño como desacierto desarrolla La Voz están a punto de acabar como era previsible: un ridículo espantoso, con el consecuente descrédito del periódico.Y pese a todo, "el grupito" se ha enrocado una vez más y en la edición de ayer (30 noviembre) insiste en enredar el enredo de las cajas y de NCG Banco que el propio rotativo ha difundido.
NCG Banco, si sobrevive, ni siquiera será gallego, que era la gran excusa y el banderín de enganche que levantó el PP y que La Voz vendió a 1,20 euros la pieza.
En el caso del enredo de las cajas (como en otros) no se ha equivocado por incapacidad ni por ignorancia supina en materia económica.
Un engranaje que conduce al "desvarío"
Los males se derivan de que "el grupito" mantiene con el propietario una relación perversa y ruinosa para la empresa, lo que a su vez se debe a que a él "la vida me hizo así", que dice la canción.
En lugar de informar a Santiago Rey de lo que hay y de lo que saben, aunque sea poco o a él le moleste la música de la realidad, los miembros de "el grupito" (cuyo principal interés es defender sus emolumentos) se dedican a la adulación y al si usted dice que en La Coruña hay más riqueza que en Zaragoza o Sevilla, no se preocupe que nosotros lo adornamos y lo publicamos...
Que a Santiago Rey le interesa mimar a José Luis Mendez porque Caixa Galicia facilita la amortización de los créditos de La Voz (básicamente, la rotativa) y además proporciona líquido cuando hace falta a don Santiago, pues sí señor, el señor Méndez es el mago de las finanzas... Y ahora, sí señor, NCG es la envidia de Europa...
Pero los miembros de "el grupito" han ido más allá. De un tiempo acá inventan motivos creíbles (bien argumentados) para defender a quien sea y lo que sea que se le ocurra al propietario, luego esos argumentos se los suministran para que él sea consciente del mensaje de "el grupito": usted tiene toda la razón amado jefe, y en segundo lugar porque los argumentos dan mayor peso a las creencias de Santiago Rey, así este se siente satisfecho de si mismo, menos inquisitivo, más confiado y generoso...
¡La situación es patética!
Luego, Santiago Rey, más convencido que nunca de esto, de lo otro o de lo más allá, "produce" nuevas ocurrencias y oficializa las ideas que "el grupito" ha adornado para que él se sienta feliz.
Y "el grupito", inmerso en ese interminable bucle, traslada a las páginas del periódico criterios informativos y verdades que, inevitablemente, obligan a orillar los conocimientos, los datos e incluso la realidad. Pero que La Voz haga el ridículo y pierda credibilidad, a "el grupito" le importa poco.
El engranaje ha alcanzado tal grado de "perfección" que hay miembros y aliados de "el grupito" que dan por buenos los argumentos creados en esa dinámica y dan por buena la realidad construida para Santiago Rey.
Hay un mandamiento en la Voz siglo XXI que resume la praxis de "el grupito": Nuestra obligación es que el presidente esté satisfecho y para eso es preciso que le satisfagan las informaciones y las opiniones que ofrece el Grupo Voz.
Todo aquello que cumpla ese requisito es publicable y todos los que lo aplican merecen el "paraíso" laboral.
Y Santiago Rey, satisfecho, felicita a sus muchachos.
El eclecticismo del "barriga contenta"
Los discursos de Santiago Rey reflejan su egolatría y, sobre todo, el eclecticismo que caracteriza su escasa formación social, económica, política, etcétera (además, los discursos no los escribe él, sino que da cuatro ideas y un escribidor, en numerosas ocasiones es Xosé Luis Vilela, pare un engendro que sea de la satisfacción del orador).
Santiago Rey dice cosas propias del 15-M al mismo tiempo que defiende criterios de la derecha reaganista, todo ello adobado con el falso galleguismo que tanto gusta a "la buena sociedad coruñesa", la criada en la capital veraniega del franquismo.
Santiago Rey practica la versión kitsch del galleguismo: las gallegadas, tan queridas siempre por los pudientes del país.
Los escasos pero poderosísimos miembros que quedan de esa élite provinciana y rentista que cree descender de la pata del caballo del Cid, miran por encima del hombro al resto Galicia, como si el país fuera un parque temático tan deliciosamente "enxebre" que conviene cuidar... Y además el país, esto no lo dicen: mantiene nuestras cajas y nuestros periódicos y nos hace ricos... Al revés, los padres de la patria adinerados y de corte provinciano están convencidos de que ellos hacen rico al país.
Resumiendo, ese es el personaje con el que han tenido que bailar todos los responsables económicos, técnicos e informativos de La Voz desde que Santiago Rey Fernández-Latorre heredó el timón del rotativo.
Pocos saben sobrevivir profesionalmente y mantener el empleo en ese escenario si tienen que relacionarse habitualmente con Santiago Rey. Juan Ramón Díaz, el director que expandió el periódico en los años ochenta y noventa, ha sido el más eficiente y "el grupito", el más torpe y para colmo, lo hace ex profeso.
"El grupito" no solo es incapaz de evitar que el simplismo contamine a la redacción, sino que ha puesto a los periodistas al servicio del simplismo (¿todo vale con tal de ganar dinero y garantizarse el puesto de trabajo como periodista?)
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Siempre resumiendo, ese es el origen remoto del espantoso ridículo que hace La Voz cuando informa de todo lo relacionado con las cajas gallegas y con NCG Banco (aparte de otros asuntos en los que "el grupito" ha dado cancha a don Santiago).
--- José Luis Méndez López jamás gestionó con rigor Caixa Galicia, sino con ductilidad, regateando y haciendo amigos por interés.
¿Objetivos de Méndez y sus colaboradores necesarios? Hacer creer lo que interesa y enriquecerse.
La Voz se hermanó con Méndez precisamente por interés, pues el propietario supedita todo (incluso la marcha del periódico) a su ego, a sus necesidades pecuniarias y a demostrar que tiene poder.
Los fastos de anteayer así lo demuestran.
De modo que el periódico apoyó y defendió a Ménez incluso cuando ya era evidente que es el principal responsable de la ruina de la "gran caja de La Coruña".
--- Con la famosa e innecesaria Lei de Caixas y la constitución de Novacaixagalicia, el PP y cierta gente pudiente perseguían un objetivo central: enterrar la "desfeita". Y La Voz de don Santiago, ligada financieramente a la caja coruñesa, se sumó a la irracional e interesada estrategia pilotada por Núñez Feijoo y Fernández Currás, haciendo suya la "gallegada financiera".
Para mejorar la apuesta, los cerebros grises (muy grises) de "el grupito"" popularizaron eso del sistema financiero gallego, que ha sido útil para embellecer los deseos de Santiago Rey y adularlo; convirtiendo a la jefa de la sección de Economía de La Voz en abogada defensora de Méndez, propagandista de la política económica del Gobierno gallego y, lo que es peor, des-educadora de los gallegos en asuntos económicos y financieros.
Esperar que Santiago Rey cambie requiere la paciencia de Job, por lo que urge que "el grupito" se vaya o bien, esto tampoco es fácil, deje de contentar al suicida a costa de hundir la credibilidad del periódico (todo esto sin menoscabo de que los interesados en tapar la "desfeita" de las cajas tengan amigos bien colocados en el periódico).
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ENLACES a informaciones sensatas que pueden ayudar a corregir "la confusión" de La Voz:
--- "Bruselas aborta el plan de Castellano y fuerza la venta de NCG a otro banco", El País,
--- "Feijóo pecha os ollos ante o seu fracaso en NGB", Galicia Confidencial,
--- "NCG Banco debe ser absorbido por un tercero... O liquidado", Expansión,
--- "Novagalicia Banco tendrá que ser adquirida por otra entidad", Público,
--- "Novagalicia desaparece do mapa: nin galega, nin solvente, nin nada", Praza Pública,
--- "Novagalicia será absorbida por otra entidad", Cinco Días,
--- "Novagalicia y CatalunyaBanc serán vendidos en cuanto el mercado lo permita", El Correo
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ENLACE a un texto anterior de ExVoz, "La Voz se enroca: Ni la ruina de las cajas ni los males de NGC tienen origen en Galicia".
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NOTA: A "el grupito" que controla La Voz le queda el consuelo de que el resto de periódicos impresos de Galicia tampoco resaltan como debieran (según nuestra opinión) lo que parece un detalle marginal pero es fundamental en este episodio desde un punto de vista periodístico: el Banco de España y el Gobierno central están eludiendo informar con la debida precisión de los hechos con la finalidad evidente de lavarse las manos y lanzar el mensaje implícito de que las autoridades españolas no son responsables de nada...
No obstante, ningún rotativo gallego llega a los extremos de La Voz.
Por cierto, hace ya un mes, el presidente de NCG Banco, José María Castellano, declaró que la compra-venta de la entidad es una "excelente oportunidad" para los bancos españoles y extranjeros. Vamos, que tanto defender a NCG y su presidente ni siquiera advirtió a La Voz de que, en efecto, el banco tiene los días contados y él confiaba en venderlo, tal como ahora debe hacerse por decisión (lógica) de quienes lo mantienen vivo: la UE e, indirectamente, los contribuyentes de los países comunitarios, empezando por los ciudadanos de todo el Estado español.
