Hemos recibido numerosos correos, ¡más de doscientos!, y nos ha llamado la atención que la mayoría de quienes se refieren a la línea político-editorial de La Voz estén convencidos de que el periódico es una especie de órgano semioficial del PP.
No es así, aunque es cierto que las querencias políticas del editor tiran hacia la derecha y las del director general... ¡para que decir!
Sin menoscabo de lo dicho, los que trabajábamos o trabajamos en el Grupo Voz hemos comprobado en reiteradas ocasiones que "el grupito" que controla el periódico milita en el partido del dinero, su "hoja de ruta" es contable, su guía espiritual el poder y su catecismo de gestión tiene cuatro mandamientos:
1. Cultivar el ego de Santiago Rey Fernández-Latorre y satisfacer sus demandas económicas (ocultando decisiones cotidianas, evitando que hable con según quienes y contándole milongas),
2. Evitar que Novagalicia Banco endurezca su posición respecto a los compromisos financieros y la deuda del Grupo Voz (con anterioridad esa "responsabilidad" recaía en Caixa Galica; o sea, en José Luis Méndez López),
3. Reforzar al máximo el control de la Redacción de La Voz, así como del aparato administrativo y técnico, y
4. Estrechar lazos con el partido político que ostente mayor cuota de poder en las instituciones gallegas (Xunta y grandes ayuntamientos), a fin de conseguir ayudas, subvenciones y demás favores.
Lógicamente, el hecho de que el PP domine la Xunta y la mayoría de los municipios gallegos facilita la labor de "el grupito" y de Luis Miguel Lois Blanco, que tanto ideológica como "sentimentalmente" está estrechamente relacionado con el partido conservador.
Sin embargo, conviene no engañarse: el PP no es el responsable de lo que publica La Voz y ni siquiera necesita presionar para que sus máximos responsables informativos adopten posiciones y tomen decisiones que favorezcan al partido de Mariano Rajoy y Núñez Feijoo en los asuntos y cuando interese.
La dirección del PP sabe que tiene amigos muy bien colocados en La Voz y llegado el caso los utiliza, como ya hizo con Bieto Rubido (aunque entonces solo puntualmente y en casos capitales, como cuando se hundió el "Prestige").
Además, el PP sabe que Xosé Luis Vilela (director de Redacción) carece de convicciones firmes, profesionalmente es blando, y solo aspira a mantener el puesto y la nómina.
Por su parte, Santiago Pérez (gerente) y la mayoría de los actuales directores o jefes de departamento sólo están interesados en una cosa: seguir muñendo la vaquiña mientras dé leche y el propietario lo permita.
Salvo durante la primera etapa del periódico (siglo XIX), de ideología liberal, La Voz ha evitado apuntarse formalmente a una ideología con siglas y hasta hace unos años cuando apostaba por alguien lo disimulaba con notable éxito.
Ha habido directores que abrieron el abanico y que incluso admitieron "trangresiones", pero la empresa (sus propietarios) siempre tiró hacia la derecha o al centro-derecha (como casi todas) y, excepcionalmente, amigó con el centro que representaba el socialdemócrata Francisco Vázquez (a la sazón alcalde de A Coruña).
Esa posición empresarial solo se quebró durante el breve período en el que Santiago Rey cedió el timón a sus hijos, Santiago y Emilio Rey Berguer, proclives a amigar con el centro y el centro-izquierda, y con el nacionalismo moderado.
Mientras Santiago Rey no vea peligrar gravemente sus dos bienes más preciados, dinero y prestigio, nada cambiará, entre otras cosas porque el PP está muy bien representado y sus peones muy bien colocados en La Voz y, sobre todo, porque controla las ayudas, subvenciones, publicidad, etc. etc. etc.
16/8/12
15/8/12
La Voz ha entronizado al destructor de Caixa Galicia e inventado el "sistema financiero gallego"
Viñeta de El Roto |
«No tenemos por qué salvar a todos los bancos si no es estrictamente necesario», ha precisado un alto funcionario comunitario; que añadió: «Hay casos en que habrá que liquidar la entidad».
De momento, oficialmente, hay tres entidades españolas (¡tres!) que suenan y resuenan como las más firmes candidatas a ser liquidadas por inviables: Banco de Valencia, Catalunya Caixa y Novagalicia Banco (heredero de los cadáveres de Caixa Galicia y Caixanova).
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(NOTA: La UE habla de bancos, en plural, no de un banco, en singular, como hoy desinforma La Voz de Galicia para negar la alusión implícita a Novagalicia Banco.
Ver: Finanzas.com y Nueva Tribuna.
Para reforzar esa "singularización", el periódico de Santiago Rey ha convertido en pronunciamiento institucional la opinión del eurocomisario Joaquín Almunia, quien ayer dijo, exactamente, que según las informaciones de las que él dispone "al menos una" de las tres entidades mencionadas ya habría sido condenada a la liquidación por las propias autoridades españolas. Pero La Voz obvia que "al menos una" no equivale a "solo una".
Todo ello sin olvidar que Bruselas no ha descartado que las liquidadas sean dos, tres... ¡o más! Conste que mediante estas precisiones ExVoz no pretende restar valor al trabajo que desarrolla el equipo que dirige José María Castellano Ríos en el intento de salvar los muebles que rompieron los directivos de Caixa Galicia y Caixanova).
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¿Qué tiene que ver todo esto con el Grupo Voz? Mucho y sustancial.
Al margen de consideraciones políticas, porque esa sería otra historia, las empresas de comunicación de Santiago Rey Fernández-Latorre lideran una prolongada e intensa campaña propagandística (intoxicaciones incluidas) de imposible explicación empresarial que, en una primera fase, sirvió para defender la gestión de José Luis Méndez López, el exdirector general de Caixa Galicia y principal responsable de su ruina, que se jubiló con una bolsa de entre 15 y 22 millones de euros, según unas u otras fuentes.
Una vez cumplida la tarea de endiosar a quien arruinó la caja coruñesa, el Grupo Voz intenta convencer a la sociedad gallega de que el banco heredero de Novacaixagalicia (que ha sido nacionalizada para evitar su liquidación) es poco menos que el rompehielos que abrirá caminos de futuro en el helado mar de la economía gallega.
Si de salvar Novagalicia Banco se trata, ¿por qué quienes se arrogan la calidad de ser la voz de Galicia no apuestan por la definitiva nacionalización de la entidad, pues es la alternativa menos onerosa y más justa para el conjunto de los contribuyentes, así como la que más beneficiaría a las empresas y a la sociedad gallega en general?
¿Por qué La Voz se arrodilla ante NCG?
La respuesta es tan simple que basta abrir dos interrogantes que conducen a la respuesta: ¿Quién aguanta la vela financiera del Grupo Voz?, incluidos caprichos como V Televisión.
¿Dónde tiene crédito el aparente imperio de Santiago Rey Fernández-Latorre?, incluso para costear despidos, prejubilaciones y "bajas incentivadas".
Si Novagalicia Banco fuera definitivamente un banco público, sería un escándalo que su viento inflara la gruesa vela financiera de un barco dirigido por un grupito de "ombligos" que están al servicio de un empresario que ha perdido el contacto con la realidad.
Prueba de los favores que Caixa Galicia (ahora Novagalicia Banco) hizo a Santiago Rey Fernández-Latorre, a la vez que refleja la adoración que el editor siente por José Luis Méndez, es la siguiente anécdota:
Cuando fue invitado por el Banco de España a apartarse de Novacaixagalicia y pese a que se retiraba con el riñón generosamente cubierto, José Luis Méndez sufrió una depresión, si bien todo indica que se trataba de la melancolía que siempre abruma a los todopoderosos que ven dañado su orgullo.
El caso es que con la finalidad de levantar el ánimo a Méndez, sus hijos organizaron un homenaje al que fueron invitados y acudieron varias decenas de empresarios y dirigentes económicos que mantuvieron provechosas relaciones con él y con Caixa Galicia, entre los que figuraba, lógicamente, Santiago Rey Fernández-Latorre.
Pero el editor de La Voz de Galicia, muy amigo de sus amigos económicos, no sólo asistió al homenaje, sino que además se comprometió a publicar en su periódico el cariñoso panegírico que los hijos de Méndez habían redactado para resaltar los valores del homenajeado.
La gran cita para honrar a Méndez fue un sabado e incluía una paparota, concretamente una cena, y el editor de La Voz ordenó alterar los mecanismos de la redacción y de la rotativa, acelerando hasta extremos periodística y técnicamente extraordinarios la tirada de la primera edición del periódico con la finalidad de repartir 200 ejemplares de La Voz entre los invitados a la cena, que así pudieron leer el periódico del día siguiente, que incluía la loa a José Luis Méndez López.
Do de pecho "informativo"
Para redondear, el director general y el director de redacción organizaron en días sucesivos la publicación de varios panegíricos para endulzar el millonario retiro de Méndez y, al mismo tiempo, satisfacer al editor, que está eternamente agradecido a Méndez por los favores que le ha prestado.
--- ¿Había razones informativas o empresariales que justificaran la campaña en defensa del máximo responsable de la ruina de Caixa Galicia? No.
--- ¿Es justificable que un periódico altere su funcionamiento para que el editor alegre la velada de un amigo económico que ha sido defenestrado y al que en realidad la empresa no le debe nada ni tampoco lo necesita para nada? No.
--- ¿Es racional dirigir una empresa dejándose llevar por los caprichos? No (conste que el aquí relatado no ha sido el único despropósito pro Méndez. Hay más).
--- ¿Qué harán los cerebros grises (muy grises) del Grupo Voz si la envenenada herencia de las arruinadas cajas se disuelve como un azucarillo o consigue accionistas y funciona como un banco puro y duro?, ¿qué inventarán para acusar a no se sabe quién de destruir el inexistente "sistema financiero gallego" (ver nota) para, entre otras cosas, seguir ocultando que la ruina de las cajas y la precariedad de Novagalicia Banco es responsabilidad de quienes pilotaron las cajas de ahorros, con Méndez López y Fernández Gayoso al frente?
Así funciona el Grupo Voz, con su propietario en el reino de nunca jamás y despidiendo trabajadores a cuentagotas para evitar que don Santiago se denigre solicitando a la Administración un expediente de regulación de empleo (lo cual, por cierto, habría proporcionado mayor protección a los despedidos, sobre todo a los de más edad).
Todo ello sin olvidar que los criterios informativos que se aplican en determinados asuntos, caso de las cajas y Novagalicia Banco, están supeditados a un cruce de favores económico-personales que, inevitablemente, minan la credibilidad de una empresa que vende información... ¡Así va!
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ENLACE a la loa que firma Enrique Méndez Pascual para enaltecer la figura de su padre, publicada en La Voz de Galicia de fecha 12 de septiembre de 2010: "Un padre excepcional".
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NOTA: En su afán por proteger, primero, a Méndez López y "su" caja , luego para "ayudar" a Novacaixagalicia, y actualmente para respaldar el proyecto de Novagalicia Banco por motivos e intereses empresariales, La Voz de Galicia se inventó y puso de moda el llamado "sistema financiero gallego", hasta el extremo de que ese espejismo también ha sido utilizado para defender la inútil Lei de Caixas, entre otras cosas.
No existe un sistema financiero gallego.
No solo no existe, sino que además el uso de esa expresión prueba el alto grado de politización y el escaso rigor económico con el que se elabora y difunde información.
Todo sistema financiero tiene tres elementos básicos e imprescindibles: 1, activos y pasivos financieros (entidades privadas); 2, instituciones públicas monetarias y financieras; y 3, mercados.
Premisas que incumple Galicia, al igual que todas las comunidades autónomas, las regiones francesas o los "land" alemanes.
El único sistema financiero que hay en España es de ámbito estatal y, por ende, con reservas, pues desde que se puso en marcha la Unión Económica y Monetaria (UEM) todos los Estados que se han incorporado a la eurozona han cedido competencias monetario-financieras al Banco Central Europeo (BCE) y, objetivamente, ya existe un germen de sistema financiero único de ámbito europeo que "debilita" o "condiciona" los sistemas estatales.
Se supone que con el invento del sistema financiero gallego La Voz pretende subrayar que a la sociedad y a la economía gallega le conviene mantener la sede social de las cajas o de la caja única y ahora, con Novagalicia Banco, se lanza similar mensaje para reclamar que esa entidad no se desgalleguice. Lo cual es prácticamente imposible a la vista de que los inversores gallegos apenas han adquirido el 3% de sus acciones.
Pero entre los "galleguistas financieros" hay quienes apelan al inexistente sistema financiero gallego para mantener en el limbo otros asuntos; por ejemplo, diluir o minimizar las responsabilidades de quienes arruinaron las cajas de ahorros y condenaron a Novagalicia Banco a ser una entidad carente de recursos, motivo por el que incumple la función que desde hace ya tres años es la más necesaria: dar crédito a las empresas para mover la economía.
El inexistente sistema financiero gallego es, aparte de una falacia, un arma de doble filo. Que La Voz de Galicia "juegue" con la información y con "las cosas de comer" para defender intereses empresariales es injustificable.
13/8/12
Artículo del director general de La Voz: Sucedáneo de chocolate envuelto con retórica
Viñeta de J·R·Mora |
Ocurrente, Blanco empieza así:
«El país amenaza ruina y día a día le tiramos piedras…»
¿Quiénes le tiran piedras?, ¿los bancos?, ¿los trabajadores?, ¿los empresarios?, ¿los partidos?, ¿el rey?, ¿los medios?, ¿el Gobierno?... A ver, ¿quiénes?
Blanco enuncia pero no revela, aunque se incluye a si mismo ("tiramos") en la desconocida lista de lapidadores. Y sigue:
«El dúo Méndez y Toxo monta la canción del verano pidiéndole a la Corona un referendo. Griñán tiene que gobernar Andalucía con un diputado de Izquierda Unida que se cree la reencarnación de Curro Jiménez…»
He ahí dos de los grandes problemas de España, según Blanco: los satánicos sindicatos, ¡como no!, y el acopio irregular-ilegal de alimentos ejecutado por el Sindicato Andaluz de Trabajadores en favor de los que no tienen que llevarse a la boca.
Para tan torticero viaje analítico no hacen falta alforjas.
Una lista de obviedades
«La crudeza de los recortes que faltan por llegar (sigue Blanco) dependerá de que la espiral de empobrecimiento y recesión impida a nuestro país o no cumplir con los requisitos de déficit asumidos meses atrás e ineludibles (…) Y dependerá también de la señora Müller, una jubilada que reside en Baviera (…) Hay que convencer a la señora Müller de que a los españoles nos han metido en vereda para recibir el auxilio verdadero del Banco Central Europeo (…) Antes de acometer una nueva oleada de recortes en prestaciones básicas toca fumigar hasta desinfectar la colmena de tinglados administrativos que no hay dinero para costear…»
Y a partir de ese punto, Blanco convierte la "colmena" (las instituciones) en el epicentro de los males y terremotos que asuelan España y Galicia.
Las simplezas del populismo vocero (aunque es obligado reconocer que el escribidor es ocurrente) alcanzan uno de sus puntos álgidos con la frase «ya nada es intocable desde que Rajoy y Zapatero cambiaron la Constitución en una sala de estar de Moncloa y porque en la nuca se escucha el aliento de la jubilada señora Müller», en alusión a Angela Merkel y a los alemanes en general.
Lógicamente, Blanco apela al buen criterio del presidente de la Xunta: «El actual presidente Feijoo está en la necesidad, también para seguir siéndolo, de responder al desafío de ajustar el aparato autonómico hasta hacerlo sostenible, sin renunciar ni un ápice a la identidad propia de las instituciones de Galicia. Y lo mismo la oposición».
¡Olé!
Y para retórica, la traca final, pues Blanco remata su perorata reclamando que desaparezcan los localismos (el colmo: ¡la voz del coruñesismo criticando a los localistas!) para, entre otras cosas, no escandalizar a Alemania, «que a la postre es la que tiene que avalar las deudas en las que han enfangado a España veinte años de irresponsabilidades de una clase política que o bien se regenera o la regeneran».
¡Suprimamos diputados y no asustemos a Merkel!
¿Qué mensajes o ideas quiere transmitir Blanco? Concretamente, apenas un par de insinuaciones, o quizá deja la puerta abierta ex profeso para que el lector interprete lo que prefiera (viejo truco de "columnista-diablo").
Pero el autor hace una "denuncia" con rotunda claridad: imputa la raíz de los problemas de España a la colmena (las instituciones). ¿Y qué soluciones propone? En concreto, apunta tres: recortar el número de escaños del Parlamento Galego, la auto-regeneración (¿?) de la clase política, y no asustar a los alemanes…
Pues bien, Blanco es el máximo responsable administrativo (y también informativo) del periódico que más ejemplares vende y que más se lee en Galicia...
Director general y "rey" de los contactos
Por otro lado, dejando de lado la extraordinaria calidad "literario-retórica" de Blanco para muñir frases preciosistas pero sin sustancia que acaso contengan mensajes subliminales, tras leer un artículo de tan hondo significado político (o apolítico) es obligado dejar constancia de los valiosos contactos político-institucionales que tan hábilmente ha trabajado el autor durante años, más los de la empresa de comunicación de su esposa, exjefa de gabinete de altos cargos del PP y que actualmente también ejerce de intermediaria para que en La Voz se publiquen entrevistas y reportajes referidos a personajes, empresas y cuestiones de la vida económica que, al parecer, ella y su empresa (Guindeira Comunicación & Eventos) deben tener interés en difundir. En todo caso, es una forma como otra de tener un detalle con los clientes (¡los de ella!, no los de La Voz)
Hay "interioridades Voz" que todo buen lector debe saber.
El grado de inteligencia analítica de Blanco, unido a su personalidad profesional, contribuye poderosamente a que La Voz de Galicia SA alcance las más altas cotas de…
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ENLACE al artículo del director general de La Voz de Galicia SA: "Galicia, colmena única".
12/8/12
Santiago Rey dice estar al borde de la insumisión, pero abona la autodestrucción
El final es previsible |
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«Empujado por un poder distinto del que le otorgó sin mucho mérito la herencia de su madre y tras haber desheredado a sus hijos, el presidente de La Voz de Galicia SA se ve obligado desde hace unos años a afrontar la peor crisis económica (también laboral y de imagen) que le ha tocado vivir al rotativo desde su fundación.
No es precisamente gozoso presidir la empresa editora en medio de semejante tempestad. Nadie puede arrendarle la ganancia. Porque, como suele pasar cuando sobrevienen cataclismos como el que estamos viviendo, el triunfador de las guerras familiares tiene que olvidar sus buenos deseos, retorcer sus promesas e incluso negarlas para hacer lo contrario de lo que propuso.
Pero reconocer de entrada la dificultad del momento no quiere decir en absoluto que se pueda coincidir mínimamente con la presunta solución que hace unos meses propuso el presidente de La Voz y desde entonces, sin que nadie lo remedie, consuma "el grupito".
En primer lugar, habría que cuestionarse si tiene La Voz que someterse a los dictados de quienes actúan solo por su propio interés, sea desde los grises despachos de la planta baja, los funcionales de la primera o los lujosos de la Fundación y otras estancias nobles.
Ni el consejo de administración, ni el director general ni los famosos miembros del staff están legitimados para imponerle a La Voz una especie de suicidio económico y laboral. Porque los términos en que se está planteando (como ya sucedió con los departamento y los trabajadores de distribución y de impresión) no son de ayuda, sino de usura.
El buen gobernante busca alternativas
Si en el contexto de los medios es inevitable someterse a semejante disciplina (que no es otra que socializar la miseria a marchas forzadas), un buen gobernante tiene la obligación de buscar alternativas con una sola finalidad: preservar al máximo los derechos, la forma de vida y las sanas expectativas de sus trabajadores. Los empleados con cargo están para resolver problemas, no para agrandarlos.
Pues bien: se ha hecho todo lo contrario. Lo que en enero anunció Luis Miguel Blanco a los compañeros, por decirlo de forma elegante, no es de recibo. No debiera esperar aplauso, desde luego; y ni siquiera comprensión, por mucho que se hagan tantos esfuerzos en las opiniones publicadas.
De ningún modo puede compartirse que tengan que afrontar semejante factura tres o cuatro quintas partes de la plantilla, mientras se regodean en sus poltronas los verdaderos causantes de la bancarrota del sistema productivo y del despilfarro continuo del dinero de la empresa.
Basta poner el ejemplo de la gestión de Radiovoz, contemplar el despido de profesionales ejemplares o asistir a una manifestación de los exVoz en este blog atrapados con trampa en los despidos y prejubilaciones, para preguntarse por qué los que originaron este enorme daño a la corporación se escabullen sin dar cuentas.
Del mismo modo, mucho antes de blandir el bisturí -como hace ahora ese director general y antes la jefa de personal de infausto recuerdo-, habría que haber analizado con rigor dónde están las vías de fuga que vuelven insostenible el gasto de la empresa.
Si de verdad se quisiera ver, no llevaría mucho tiempo constatar que la dilapidación tiene su origen en la exagerada hipertrofia de las estructuras de mando. Subdirecciones incapaces de sostenerse, departamentos carentes de utilidad (recursos humanos), puestos creados para engordar a la clase pudiente, cargos vacíos de contenido, fundaciones acomodadas en el boato, V televisiones infladas en varias capas por cada socio capitalista de turno para asegurarse su propaganda.
Ahí es donde ni siquiera ha entrado el bisturí del La Voz. Sin embargo, ha cortado sin contemplaciones en el único tejido sano que tiene el grupo: su gente, su clase media de buenos profesionales.
Todo es culpa de quienes trabajan...
En primer lugar, ha hundido a toda la plantilla haciendo bajar los sueldos justo cuando más detenido está pedir crédito externo. Es tal la aberración (por lo que tiene de contradicción con los cacareados objetivos de cuidar a los empleados) que hasta algunas grandes empresas vecinas que tienen la fortuna de poder aguantar ya han anunciado que no repercutirán la crisis en sus empleados ni en sus clientes.Junto con ese castigo general a la economía de la clase media, "el grupito" se ha aplicado para hacer aún más daño a quienes menos lo merecen.
Retira las ventajas del convenio a los empleados medios, quizá el sector más injustamente tratado por este grupito y los anteriores. Al redactor en prácticas, al que ha pagado el máster, al que lleva una década esperando un contrato estable pero nunca es buen momento, al que justifica cada día con su trabajo cada céntimo que cobra a fin de mes, despreciados una vez más por quienes deberían motivarlos.
Reduce las ya de por sí exiguas e incompletas ayudas a vivir de tu trabajo, y envía al fondo del pozo a quienes tienen que mantener a su familia, aun a sabiendas de que esa es la peor situación para poder conciliar las obligaciones personales con un trabajo.
Quienes han perdido el empleo o pueden perderlo son hoy el eslabón más débil de la corporación. Y para ellos también ha habido más bisturí, dado que se reduce el pago de indemnizaciones. Con los parados, son los casi pensionistas los que quedan en peor situación, ya que llegar hasta la jubilación de forma digna no distingue edades ni situaciones personales.
Tamaño ataque a la línea de flotación de la clase media de trabajadores de La Voz no se arregla de ningún modo. Ni siquiera incluyendo en el paquete otras medidas menos insensatas, como ajustar puestos de trabajo a las necesidades de producción, o seguir con los premios Fernández Latorre en su formato actual en vez de eliminarlos. Tampoco con el gesto a la galería de bajar el sueldo de los miembros de "el grupito" en la misma proporción que al resto.
Si se siguen consumando todos estos duros hachazos a la vitalidad de la empresa, nadie debería extrañarse de que se produzca no ya el desafecto general hacia los gobernantes actuales y anteriores, sino algo peor. Cada vez está más presente entre gente buena y civilizada la idea de que los miembros de "el grupito" que les piden apoyo terminan traicionándolos. Por eso crece el sentimiento de insumisión.
Lo cierto es que quienes desgobiernan son los únicos culpables de que cada vez seamos más los que nos sentimos insumisos hacía una empresa que no es la que conocimos y en la que creímos.
Mejor les sería revocar urgentemente estas aberraciones.
O si no pueden o no quieren, irse ya a descansar a casa».
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ENLACE a "El editor de La Voz firma y difunde un sermón simplista y mesiánico".
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