Hay numerosos ejemplos de cómo funciona "el grupito" que controla y arruina La Voz de Galicia SA.
Hoy trataremos uno de los más recientes ejemplos de pérdida de tiempo, dinero y recursos humanos: la puesta en marcha y el subdesarrollo de la web lavozdegalicia.es; que en principio era .com, pero a algún "cerebro" le debió parecer que ese domicilio era poco español... De modo que fue adoptado el .es. Sólo es una más de las nimiedades en las que "el grupito" gasta energía neuronal, pero el detalle es revelador del infantilismo que reyna en La Voz.
Tardó más de lo justificable, pero "el grupito" acabó aceptando que Internet es un mercado real y de futuro, por lo que estudió (es un decir) cómo entrar en ese mundo, para lo que nombraron un Comunity Manager, decisión acertada, al tiempo que estudió (también es un decir) cómo obtener ingresos que al menos cubrieran el coste de mantener la web.
Sin embargo, lo que más preocupa a "el grupito" es controlar, y no solo controlar a fin de imponer sus convicciones informativas, técnicas e ideológicas, sino también para proteger sus intereses y por encima de todo, para reforzar su poder y, con ello, su credibilidad ante el propietario de la empresa.
Ha llegado un punto en que "el grupito" no trabaja para contentar a los lectores y ganar clientes, sino que hace las cosas mirando hacia el despacho del presidente, como si él fuera a comprar todos los periódicos y llenar las páginas de publicidad... ¡Patético!
Consigna 1: ¡Que Pumarola se marche!
Durante meses, "el grupito" se dedicó a relegar al profesional de La Voz que más sabía y mejor conocía el mundo de Internet, Francesc Pumarola. ¿Por qué? Porque Pumarola piensa, tiene ideas y, sobre todo, porque no era de la cuerda de "el grupito". Pumarola se dedicaba a hacer su trabajo lo mejor que sabía y que le dejaban, pero cometió un error: no decía sí a todo y si algo era negativo para la empresa, lo decía. En La Voz esa actitud es imperdonable.
Finalmente, "el grupito" logró que Pumarola acabara marchándose. El profesional de Internet y de redes sociales fue sustituido por un empleado "manejable", Tomás García Morán, entre cuyas experiencias no figuran las relacionadas con Internet y de cuyos méritos, que los tiene, los que más influyeron en su
e-nombramiento fueron dos: ser forofo de "el grupito" y hacer lo que le mandan aunque sea absurdo o perjudicial para la propia empresa. Que no tuviera idea formada ni conocimientos específicos de lo que es y de lo puede ser Internet era irrelevante. Que la web siga siendo un desastriño también fue irrelevante (su elevada audiencia es un elemento circunstancial que por si solo no genera ni un euro).
Si algo sabe hacer "el grupito" es justificarse, tanto que se ha especializado en mantener al editor en la inopia a fin de que trague las "verdades" que le suministra.
"El grupito" rechazó una tras otra todas las propuestas que Pumarola presentó para que la web no fuera la vulgar copia diaria del periódico de papel y tuviera atractivos y futuro propios. El profesional fue ninguneado hasta extremos hirientes.
Poco importaba que la web fuera, y siga siendo, "primitiva". ¡Y no será por falta de modelos de los que adaptar mecanismos, instrumentos y ofertas! Ni siquiera hace falta ser original, basta con tener ganas de aprender observando lo que ya existe (incluidas experiencias en otros países).
Eso sí, "el grupito" ha conseguido su objetivo fundamental: controlar totalmente el departamento y aparentar que la web rendirá beneficios, que para eso colocan cada día cuatro o cinco enlaces de pago.
Una web sin ofertas que justifiquen pagar por acceder
¿Será posible que aspiren a convertir en negocio una web que nada aporta a los internautas en general y lo que es peor, que nada sustancial aporta a quienes ya compran cada día La Voz?, ¿o será que aspiran a que la web rente beneficios a base de "donaciones" públicas y con cuatro anuncios baratos que, a mayores, en numerosas ocasiones logran vender "atados" a los que logra la edición de papel?
Para más inri, "el grupito" está convencido de que añadiendo más y más entretenimiento conseguirá hacer dinero con la web de una empresa cuyo negocio fundamental es difundir información y opinión. ¡Como si en Internet no hubiera entretenimientos gratuitos a golpe de clic!
¿Es posible que ningún miembro de "el grupito" se dé cuenta de que casi nadie entra en la web de un periódico para pasar el rato?
Todo esto sin olvidar que hay una docena de profesionales desaprovechados a los que han "instruido" para que cumplan los deseos de "el grupito": No pensar, no plantear iniciativas que obliguen a pensar, colgar lo que "deben" y, en caso de tentación o duda, que sean conscientes de que encontrar otro empleo es difícil. Para redondear, casi todos cobran salarios proporcionales a los de un peón caminero (oficio ya desaparecido).