Viñeta de El Roto |
Con fecha 24 de julio del año pasado (2011), «Santiago Pérez Otero. Gerente Corporación Voz de Galicia» (así reza el cabecero) remitió al resto de altos directivos el resumen de las cuentas de La Voz del primer semestre y las previsiones de gastos e ingresos de todo el ejercicio.
El informe incluye un listado de las facturaciones mensuales por publicidad durante el período septiembre 2009-mayo 2011, datos que carecen de significación para lo que luego argumenta Santiago Pérez, que tras escribir por escribir acaba diciendo lo único que tiene sustancia. Textual:
«Apreciados, Os adjunto el cuadro de la evolución de la caída de la publicidad desde el mes de octubre del 2009 con medias anuales móviles. Como podéis observar, desgraciadamente, no se cumplen las condiciones de desvinculaciones».
Esa disposición anti-despidos debía ser prorrogada hasta el 31 de diciembre del 2012, salvo que cayeran los ingresos.
Es decir, el gerente deseaba tanto despedir trabajadores, ¡lo que equivale a causar daño y dolor a las personas!, que incluso prefería ingresar menos dinero y así, tal como preveía el pacto, quedaría anulado el veto a los despidos, tal como finalmente ha conseguido con el convenio que entró en vigor el 1 de enero de este año (2012).
Sin embargo, desde un punto de vista contable, financiero o profesional, el gerente ha fracasado estrepitosamente una vez más porque todas sus proyecciones estaban equivocadas, además de no haber hecho absolutamente nada para poner en marcha medidas que frenen el desmadre y reconduzcan el funcionamiento del periódico.
Pérez Otero maniobró para levantar el veto a los despidos
Del estado de las cuentas que incluye el documento de referencia se extraen útiles enseñanzas, una de las más destacadas es que "el grupito" se empeña en que el pozo negro del Grupo Voz es el periódico, pese a que no es así; ni tampoco son Radiovoz ni Sondaxe y mucho menos Voz Audiovisual...
Los pozos negros son VTelevisión, con más de 3 millones de euros en números rojos, y el elevado coste de las prejubilaciones premiadas y de las indemnizaciones a los trabajadores que en el 2011 aceptaron "voluntariamente" la baja incentivada.
En su informe, Santiago Pérez Otero se lamenta de que el "programado declive económico" de la empresa no sea suficientemente grave como para justificar despidos, motivo por el que para subsanar ese "impedimento", establecido en el anterior convenio, arbitró un aumento del gasto destinando más dinero a indemnizar bajas incentivadas durante el segundo semestre del 2011, lo que permitió que al cerrar el ejercicio se pudiera derogar el veto a las bajas forzadas o despidos.
Hay ocasiones en que la expresión "desgraciadamente" describe a quien la utiliza.