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Copia del comentario, pues habrá quien diga que nos lo inventamos... |
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Transcripción del comentario reproducido en la ilustración:
«Vuestro rencor y el odio visceral hacia todo lo que se haga en La Voz os puede. Seguís dando la matraca con la dichosa foto (que a muchos de La Voz no nos ha gustado) ignorando el estupendo trabajo de redacción, fotografía e infografía que ha logrado que seamos el medio de referencia mundial en este asunto. De eso no habéis escrito ni una línea, como tampoco habéis citado el enorme esfuerzo de una plantilla que se ha quedado sin días libres, fin de semana o incluso vacaciones por estar dándolo todo, por informar lo mejor posible sobre la tragedia de Santiago. Seguid aleccionando desde la distancia, seguid perdiendo puntos y seguid atacando a trabajadores de la casa y ya veréis cómo en 6 meses volvéis a congelar este blog. No soy del grupito, no los soporto, pero soy un férreo defensor de mi profesión y un trabajador muy orgulloso del estupendo equipo que saca día a día La Voz. No os pido que rectifiquéis, que nunca lo hacéis, pero por favor contadlo todo».
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Vigor virtual... |
¿A qué viene ese sermón?
El autor se refiere a un post que colgamos y descolgamos durante la pasada noche.
En ese post finalmente deshechado hablábamos del artículo
«Mónica y Xoán», publicado ayer domingo en La Voz y en el que su autor, Vítor Mejuto,
mezcla y confude expresamente a los autores de las fotos del accidente del Alvia con los responsables de decidir qué imagen ilustraría la portada publicada al día siguiente del siniestro ferroviario... ¡La dichosa foto!
No es cierto que nuestro post atacara a los fotoperiodistas o a los trabajadores, sino que criticaba frontalmente (con excesiva contundencia, puede) el artículo de Mejuto porque da respuesta a las críticas que ha merecido la dichosa foto poniendo el foco sobre los fotógrafos, como si ellos (Xoán A. Soler y Mónica Ferreirós) hubieran sido quienes decidieron apostar por el morbo.
Pero Mejuto, él sabrá porqué (nosotros también), mezcla y confunde expresamente el excelente trabajo de los fotoperiodistas con la mala decisión de otros y elude decir algo que en rigor corresponde:
Nos hemos equivocado, no debimos utilizar una escena de dolor con personas heridas y tumbadas en el suelo a las que se puede identificar; no debimos convertir a esas personas en carnaza porque su imagen nada aporta para mejorar o completar la información; al revés, esa foto ha emponzoñado la enjundiosa y sacrificada tarea realizada por el conjunto de los trabajadores...
Nada de eso dice el artículo, ni por asomo, y además el texto carece de sustancia profesional, es un canto a la vida o un mal poema tipo Hey! de Julio Iglesias, y tiene un solo objetivo: tapar un grave error poniendo el foco sobre dos trabajadores.
¡Como si el excelente reportaje necesitara la aprobación de quien precisamente sí forma parte de la cúpula que ensució la edición recurriendo al morbo!
Habíamos decidido pasar de la dichosa foto, pero...
Entre los miembros de ExVoz no había unanimidad en cuanto al contenido de nuestro post. Tras colgarlo y leerlo varios de nosotros, cada cual desde su domicilio, se optó por mayoría descolgarlo del blog porque contenía algunos párrafos excesivamente "duros", cierto, lo que influyó en que decidiéramos pasar página y olvidarnos de la dichosa foto...
Pero el intercambio de pareceres entre nosotros vía e-mail y teléfono se prolongó más de lo habitual y pese a ser ya más de medianoche el post fue leído por una veintena de internautas (según el registro de Blogger), resultando que uno de los trabajadores que conservan su empleo decidió enviar el comentario que hemos transcrito.
Y tras leer el comentario, nuestro ánimo y nuestra decisión cambiaron.
El comentario de ese "ofendido" nos ha obligado a tocar el episodio, pero no tanto por insistir en la dichosa foto, ni tampoco por criticar como merece la sucia maniobra exculpatoria redactada por Mejuto, sino porque el comentario recibido es radicalmente injusto.
Si el autor lo piensa en frío, se dará cuenta de que ha actuado con egoísmo; involuntario, puede, pero egoísmo al cabo.
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Grandes ofertas... |
Mirarse el ombligo ciega
El autor nos echa en cara que no hayamos citado y alabado «el enorme esfuerzo de una plantilla que se ha quedado sin días libres,...». Intuimos que no hay mala fe, porque de lo contrario deberíamos contestar con palabras muy duras.
¿Por qué?, porque esos trabajadores que hacen enormes esfuerzos por sacar adelante el periódico a pesar de la probada incompetencia de sus directivos, jamás han protestado cuando uno, otro, otro, otro y así hasta más de 130 compañeros han sido "condenados" al paro y a quedarse sin sustento... Con hijos pequeños, con hipotecas, con ínfimas posibilidades de encontrar empleo; a la calle pese a que les faltan 8, 10, 15 y más años para tener acceso a la jubilación, condenados a no cotizar y por tanto ver reducidas gravemente sus futuras pensiones, sabiendo que dejarán de cobrar el subsidio de paro, ¿y de qué viviré?, ¿podré mantener la calidad de vida, al menos la de mis hijos? Y etcétera y etcétera...
Esa plantilla que tanto trabaja para sacar adelante el periódico a pesar de la mala gestión de "el grupito", jamás ha movido un dedo cuando la empresa dejaba sin empleo a trabajadores cuyas esposas no tienen empleo, manteniendo en plantilla a los dos miembros de ciertos matrimonios. Porque por no tener, los despidos que practica La Voz no tienen ni criterios decentes, esas y otras decisiones (incluida la publicación en primera de la dichosa foto) son discrecionales, variables, absurdos, obedecen en ocasiones a motivos inconfesables y/o son perversamente infantiles.
¿Protestamos?... (silencio)
Esa plantilla tampoco ha dicho ni mu cuando han sido despedidos profesionales que han cumplido con eficacia y calidad media o alta durante 10, 15, 20, 25 y hasta más de 30 años para que, en cambio, conserven el empleo elementos que no solo han demostrado carecer de experiencia y de conocimientos, sino que además no saben hacer la o ni con un canuto, y otros que se dedican a defender intereses ajenos a los de la empresa para la que trabajan.
Y mejor no entramos en asuntos como las campañas del marqués de Carabás, ni en el timo de las cajas, ni en los sonoros aplausos que "el grupito" dedica a ciertos personajes...
Esa plantilla que nadie duda que trabaja horas y horas y merece que la empresa le dé mejor trato, jamás ha protestado con la contundencia debida contra los abusos a los que es sometida, ni tampoco contra la publicación de textos y fotos que ensucian su trabajo...
Esa plantilla a la que según el autor del comentario nosotros perjudicamos, tampoco ha protestado con la contundencia que merece el hecho de que hayan sido "liquidados" periodistas por un motivo tan simple como vergonzoso: no bailar el agua a los destructores de La Voz y decir que algo está mal cuando mal está.
La cúpula de La Voz ha elaborado
listas negras, alguna todavía sin ejecutar al ciento por ciento... ¡Que frágil es la memoria!
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Acendrada hipocresía... |
Y "el grupito" en el altar...
La mayoría de la plantilla traga quina y con ello se auto-inflige un daño irreparable, ¡pero somos nosotros, los despedidos, los puteados y los arruinados los que causamos grave perjuicio!
Vamos, que el marqués de Carabás es dios y los miembros de "el grupito", santos apóstoles...
Intuimos que el autor del comentario transcrito se ha dejado llevar por la víscera y por la lógica necesidad de desahogarse por las horas y horas de trabajo que acumula, pero estamos convencidos de que nada de lo que dice en su comentario se lo dirá a los miembros de "el grupito" y, muy probablemente, jamás apoyará una movilización contundente contra quienes están hundiendo el periódico... ¡que no somos nosotros!
ExVoz no es la carcoma del Grupo Voz. Nosotros somos los desgraciados que han perdido el empleo y una larga lista de bienes que son vitales (no solo económicos), y eso ha ocurrido gracias a la mala gestión y a la codicia de "el grupito".
Además, que nadie lo olvide: los que hemos perdido el empleo ya sumamos más de 130. ¿Todo el mundo se ha olvidado también de que "el grupito" firmó que las bajas no serían más de 75?
Esa escabechina ha sido posible en gran medida gracias a la pasividad de los trabajadores ante las agresiones laborales.
Pero hay quienes defienden a la empresa de forma tan "elegante" como mal disimulada, alegando eso de que «soy un férreo defensor de mi profesión y un trabajador muy orgulloso del estupendo equipo que saca día a día La Voz».
Frase redonda que queda muy bien y que si va acompañada de la prudente actitud del "caladiño" casi garantiza conservar el empleo. Y que les den a los que ya lo han perdido y a los que lo perderán...
¡Claro que ExVoz morirá!, nada es eterno
El comentarista acierta cuando vaticina que el futuro de ExVoz es limitado.
¡Claro que ExVoz morirá! Morirá porque nada es eterno (exceptuadas algunas cosas, como la cobardía humana) y porque salvo sorpresa, tal como van las cosas "el grupito" seguirá cobrando generosos emolumentos (negocios complementarios o sobrevenidos aparte); perderán el empleo un mínimo de otras cincuenta personas en los próximos dos años y los "caladiños" acabarán siendo mayoría cualificada en la plantilla.
Entonces no sólo congelaremos el blog, sino que lo cerraremos porque carecerá de sentido escribir de una empresa cuyos trabajadores han perdido la dignidad laboral, ni merecerá la pena defender a periodistas que sacan pecho con "grandezas" pueriles que para colmo apenas tienen valor económico (¡porque La Voz es una empresa, aunque alguno se olvide!), como esa bobada de que el periódico ha sido un referente mundial con motivo del accidente del Alvia.
Paradójicamente, en cierto modo La Voz sí ha sido un referente internacional ¡precisamente gracias a las excelentes imágenes captadas por Soler y Ferreirós!
Por cierto, ¡la dichosa foto no figura entre las que han sido reproducidas en varios países!...
En fin, los despedidos, los arruinados, los hundidos y los legítimamente cabreados somos los culpables de que La Voz se hunda y de que haga el ridículo tantas veces.
Pedimos perdón... En ocasiones nos olvidamos de que lo que más preocupa a los fantasmas no es meter la pata, sino que los demás se den cuenta.