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A la derecha, la exigua llamada en primera plana que La Voz dedicó al caso Feijóo-Dorado pese a que el asunto se ha
convertido en el eje de la vida política gallega desde que El País difundió las fotos. No obstante, todos los periódicos
que se editan en Galicia, exceptuados los del grupo Prensa Ibérica, evitaron dar relevancia al escándalo en sus primeras
páginas. Los recuadros (izquierda de la ilustración) contienen los titulares que los diarios de Prensa Ibérica (Faro de Vigo y La Opinión de A Coruña, respectivamente) insertaron en sus primeras planas |
Desde el pasado sábado, cuando
El País divulgó las fotos del presidente de la Xunta y
Marcial Dorado, la vida política de Galicia gira en torno a ese escándalo, pues a pesar de que las imágenes datan de mediados los años noventa, por esa época Dorado ya era ampliamente conocido por sus actividades como contrabandista y, además, era investigado por evasión fiscal y blanqueo de dinero.
Antes de ser tomadas las famosas fotos Dorado ya concitó el interés de la Justicia cuando se ejecutó la llamada Operación Nécora contra varias bandas de narcotraficantes.
Sin embargo, el hoy jefe de Gobierno gallego no sabía nada, según afirma ahora con indignación...
La información que ofrece estos días el periódico más leído e
influyente de Galicia destaca, ante todo, porque otorga más espacio y titulares más amplios a las explicaciones o excusas de Núñez Feijóo que a los hechos y a las circunstancias que caracterizan el episodio, en un claro intento de minimizar los significados políticos, sociales e incluso éticos de las fotos.
El divertimento...
En esa línea, una de las plumas habituales de
La Voz del siglo XXI,
Xosé Carlos Caneiro, enriquece la lección de "fidelidad política" de la dirección del periódico con un artículo en el que utiliza el cuadro
La traición de las imágenes (esto no es una pipa), de
René Magritte.
Lástima que Caneiro no aluda (probablemente, ni siquiera lo ha leído) al ensayo que
Michel Foucault encabezó con el subtítulo del cuadro,
Esto no es una pipa, mediante el que introduce al observador
no alineado ni alienado en "la idea platónica" que representa la afamada pipa: las relaciones entre las palabras, las imágenes y los conceptos que representan, así como sus significados filosóficos.
Nada más lejos de Magritte que emitir mensajes con moralina barata.
Evidentemente, el objetivo de ese columnista "institucional" no era adentrarse (¡ni mucho menos!) en la tesis filosófica que encierra esa obra del surrealista Magritte, que tan sabiamente expuso Foucault.
Caneiro se contenta con darse un chapuzón en el agua de su molino (o en la del molino que más interese) y encasquetar al cuadro del pintor belga el mensaje que al escribidor le conviene (¿o que le han ordenado que emita?)
Todo vale con tal de restar valor a las fotos Feijóo-Dorado, incluso tergiversar los significados de
La traición de las imágenes (esto no es una pipa).
El que faltaba...
Y al entretenimiento de Caneiro se suma el de
Fernando Ónega, que dice: «Desde la venganza por lo ocurrido hace cinco años con Anxo Quintana hasta una operación política para agravar la ya delicada situación del PP, pasando por una maniobra de alguien de su propio partido para apartarlo de la carrera de sucesión a Rajoy, en la que está como gran favorito. La imaginación es libre para fantasear cualquier conspiración». Ónega prescinde de un detalle sustancial:
Feijóo ha reconocido públicamente que es amenazado con la difusión de esas fotos desde hace más de diez años, luego las tres explicaciones con las que el columnista fantasea (Quintana, debilidad reciente del PP y enemigos internos) son
paja.
Y para redondear el
trabajo de distracción, Ónega añade: «Si se acepta la hipótesis de que han sido incautadas en un registro policial en el domicilio de Dorado...» Todo indica que el articulista está mal informado, o bien prescinde premeditadamente de informaciones ya conocidas, pues eso de que las fotos fueron incautadas en un registro policial y salieron del archivador de una sede judicial ya ha sido desmentido oficialmente.
Ónega es hábil, pues opta por la tesis de la "cacería" estrictamente política, que es la más efectiva para eliminar los significados de las imágenes por si solas,
sin aditivos.
Malos informadores, excelentes manipuladores
En resumen,
"el grupito" que controla y destruye La Voz cumple una vez más sus "compromisos".
La hemeroteca de La Voz guarda mucha y valiosa información y varios de sus periodistas (algunos ya despachados) saben mucho de las relaciones que existieron entre varios de los más conocidos contrabandistas y el PP.
Basta recordar, por ejemplo, que a finales de los años ochenta la dirección del PP gallego organizó un encuentro con varios de aquellos avispados
comerciantes (varios de ellos ya entonces introducidos en otros tráficos) en una ciudad de la costa norte de Portugal, con los que se comprometió a mediar para que las autoridades españolas fueran comprensivas con ellos...
En La Voz también saben, por poner otro ejemplo, que uno de los más afamados contrabandistas de la época,
Vicente Otero, alias Terito (detenido en la Operación Nécora), incluso recibió la medalla de oro del PP de la provincia de Pontevedra... Y también se podría informar de una reunión pre-electoral de finales de los ochenta que con carácter recaudatorio se celebró en una piscifactoría de la comarca de Noia. La Voz sabe mucho, pero es más rentable hacerse el tonto...
En resumen, La Voz podría contar muchas cosas, ¡muchas!, pero ha optado por renunciar a su razón de ser:
informar y contextualizar los hechos.
La Voz del siglo XXI prefiere ser fiel al poder político; o sea, ser
amiga de quienes deciden qué hacer con el
dinero público.