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| Viñeta de Forges, con motivo de la huelga general |
El cierre de la rotativa de la sociedad anónima
Gráficas de Prensa Diaria (empresa del Grupo Zeta), ubicada en Parets del Vallès (Barcelona), es otra consecuencia del cambio de paradigma que se vive en el mundo de la información; más exactamente, en el mundo de la comunicación en general.
¿Qué relación tiene esa desventura empresarial con La Voz?. ¡Mucho!
Vayamos por pasos. De entrada, ¿por que cierra Gráficas de Prensa Diaria?
Porque la impresión de
El Periódico de Catalunya, el diario deportivo
Sport, las revistas
Tiempo e
Interviú más los encargos ajenos al mundo de la información (publicaciones publicitarias, sobre todo) no justifican la rotativa, ni siquiera reduciendo personal, para lo que además apenas queda margen (actualmente tiene una plantilla de 102 trabajadores), amén de que hay más costes de producción, por ejemplo los de mantenimiento, que en ese tipo de ingenios son notables.
Finalmente, a pesar de que había renuencias a desprenderse de un instrumento que otorga
teórica "independencia informativa" (
solo teórica), Grupo Zeta ha optado por el expediente de extinción de empleo y liquidar la empresa.
Las dificultades que atravesaba Gráficas de Prensa Diaria no son nuevas y han aumentado al mismo ritmo que se imponen los condicionantes que obligan a la prensa a reinventarse, debido a las nuevas tecnologías de la comunicación y a los cambios que experimenta el mercado de la información (sobre todo los hábitos de consumo).
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(NOTA: El motor de esos cambios no solo consume carburante tecnológico, pero hay quienes insisten en la tesis de que el nuevo escenario se debe exclusivamente a los cambios tecnológicos porque así ocultan sus reiterados errores, su incompetencia, otros defectos todavía más graves e intereses que en algunos casos perjudican a la propia empresa)
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La rotativa del Grupo Zeta también imprimía el gratuito
Qué!, desaparecido debido a la caída de la publicidad, y
Público, que dejó de ser editado en papel. Para colmo de reveses, el único gratuito que resiste el tirón,
20 Minutos, buscó una opción más económica para sus ediciones del noreste de la Península y dejó de imprimirse en la rotativa de Parets.
La adquisición concitó inquietudes que fueron silenciadas
En su día, cuando La Voz de Galicia SA optó por adquirir la actual rotativa ya hubo algunos trabajadores de la casa que comentaron su inquietud por tamaña inversión. Es más, podemos asegurar que hubo dos periodistas que hicieron llegar las causas de su inquietud a por lo menos dos altos cargos de la sociedad editora.
Sin embargo, las dudas que suscitaba tan elevada inversión no se debían tanto al monto de la operación (la contabilidad no es el fuerte de los periodistas) como a los interrogantes y la reflexión que había abierto la actitud de las empresas editoras de los grandes periódicos europeos, amén de otros detalles.
Por aquel entonces, últimos años noventa, en Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos, etcétera,
la mayoría de las empresas propietarias de los principales periódicos congelaron variados proyectos e inversiones, en especial todos los relacionados con las tecnologías de la impresión, que son los que requieren mayor y más prolongado esfuerzo de amortización.
¿Por qué?
Básicamente, porque los analistas de esas empresas aconsejaron a los propietarios (o accionistas) abrir un compás de espera de 3/5 años para comprobar si los hechos (el impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación y la evolución de los hábitos de los consumidores de información) confirmaban las enormes expectativas que había concitado
Internet.
Cabe reseñar también que en esa época casi todos los grandes periódicos europeos ya habían externalizado sus rotativas hacía varios años, tal como hizo después La Voz de Galicia SA... Lástima que los
linces que administran el rotativo coruñés, entonces Santiago Pérez ya estaba en la sancta santórum de la sociedad, obraran una vez más con manifiesto retraso y la empresa creada para administrar la rotativa, Gaesa, no fuera la garante original de la amortización).
En los años noventa ya había claras señales de "tormenta"
Pero además de la actitud de los grandes rotativos, había más señales de que la "tormenta" arreciaría a corto plazo, pues mucho antes de estrenar el siglo XXI y antes de que La Voz decidiera cambiar la rotativa, los principales fabricantes de equipos de impresión ya sentían en la nuca el aliento del obligado cambio de ciclo que se avecinaba en el mundo de la prensa. Como hoy en los astilleros gallegos, a las fábricas de rotativas apenas llegaba carga de trabajo.
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(NOTA: Sobre los avatares que afectan a los fabricantes de rotativas ya habíamos apuntado algunos detalles en el post titulado «Cosas de la rotativa del Grupo Voz que usted no se atrevía a preguntar», todos ellos con relación a la muerte y resurrección de Man Roland, fabricante de la rotativa adquirida por La Voz e instalada en Sabón)
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Tal como estaba cantado, Internet confirmó lo que el 98 o 99% de analistas habían previsto. Pero en la cúpula de La Voz los analistas no solo están mal vistos, sino que también son tildados de agoreros, además de otros calificativos, incluso hirientes y
políticos, como "traidor", "ignorante" y "antigallego" (este último porque al asalariado que
rema todos los días y critica lo que deciden los gestores de La Voz, aunque lo haga con intención constructiva, siempre le achacan la supuesta intención de dañar al periódico "líder de Galicia", en aquella ocasión por criticar la aspiración de poseer la rotativa más "inteligente" del mundo mundial... ¡y a todo color! En La Voz hay directivos que dan para escribir un sainete).
Volviendo al hilo: La prudencia inversora de las empresas editoras de grandes periódicos europeos estaba sobradamente justificada.
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Las orejeras sirven para que los animales de tiro no vean
lo que ocurre a su alrededor y evitar, por ejemplo, que en
las ciudades y en carretera se asusten al paso de los
automóviles. Pero que los responsables de una entidad
o empresa "vistan" orejeras carece de explicación racional |
"Bobos con cargo"
A estas alturas del relato conviene puntualizar que el Grupo Zeta ha amortizado con creces la inversión que hizo en la rotativa que ahora se ve obligado a vender; lo decimos porque con toda probabilidad habrá quien se llame a engaño y, ¡con toda seguridad!, miembros de "el grupito" que controla La Voz aprovecharán para que los trabajadores (incluidos los de Gaesa, pese a que también han sido perjudicados por el rosario de estupideces perpetradas) confundan situaciones en lugar de extraer el mensaje central:
La Voz está dirigida por una banda de incompetentes desde hace ya varios años... Alguno de ellos ya despuntaba como "bobo con cargo" en los noventa.
La propensión de numerosos empresarios, accionistas y altos ejecutivos hispanos a incurrir en el cortoplacismo y en la prepotencia es una de las taras socio-económicas que impide
occidentalizar el país. Para colmo,
en materia de inmadurez empresarial Galicia es una de las comunidades autónomas o naciones ibéricas (como cada cual prefiera) "más españolas".
Hay empresas gestionadas por personas que piensan y otras donde la mayoría de los gestores parecen forofos de Millán Astray:
"¡Muera la inteligencia!"
"Disneyland-Sabón" y la excusa del color
La inquietud que generó la adquisición de la nueva rotativa de La Voz entre algunos periodistas fue a mayores y poco a poco se extendió, sobre todo por un motivo: el único argumento en el que insistían los
cerebros grises de La Voz para justificar la inversión era
¡la necesidad de que el periódico se edite a todo color!
Más que necesidad, lo del color era un ardid, acaso un autoengaño y probablemente también una forma de simular competencia profesional donde ya abundaban el despiste y el egoísmo, además de despuntar los que en su día
aplaudieron a rabiar el título de la película
Coge el dinero y corre, genialidad de un procaz
Woody Allen que todavía hoy hace sonreír (lo cierto es que el neoyorquino tampoco perseguía hacer reír, sino exactamente sonreír, pues la carcajada causa
espasmo cerebral e impide pensar con claridad...)
Comercialmente, los efectos de que un periódico sea a todo color ya eran relativos y empezaban a ser cuestionados en los años noventa. Por ende, desde un punto de vista informativo, lo del color revela un concepto muy singular del verbo informar.
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(NOTA: Hay quien sigue convencido de que las informaciones y opiniones deben ser impresas sobre un fondo de arco iris y maquillar el periódico ¡con mil y una fotos de relleno! para contrarrestar o paliar los atractivos audiovisuales de la TV y de Internet... ¡Hace falta ser zote! Siguen sin entender lo esencial del "lector de periódicos"; es más, ni siquiera hacen el esfuerzo)
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Eso sí, una rotativa con la opción de editar a todo color satisface a quienes encargan las
sábanas de promoción para grandes superficies y cadenas comerciales. ¡Esta sí es una
justificación incuestionable para invertir millones de euros!...
Sin olvidar que la tesis del color tiene, ya lo tenía entonces, un inconveniente de futuro: en Europa occidental y países más desarrollados
la publicidad no declina en la prensa solo por culpa de la crisis, ¡sino porque el papel ya no es el eficiente soporte publicitario que fue!, pero aunque este aspecto es ajeno a la crisis y empezó a ser evidente hace ya años, los gestores del Grupo Voz figuran entre quienes no se enteran de que el papel pierde valor como escaparate y plataforma comercial.
En fin, el asunto da para mucho, pero a medida que se avanza en el análisis está más y más claro que
La Voz está dirigida por una banda de incompetentes... que se están haciendo ricos.
Ser "pequeño" o "mediano" no es negativo, lo criticable es creerse "grande", alardear de ello y tener comportamientos propios de insecto (con perdón de hormigas, abejas y demás fauna...)
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COMPLEMENTO 3 de marzo 2013: Grupo Zeta ha modificado su posición y está dispuesta a mantener activa la empresa filial propietaria de la rotativa, pero insiste en reducir en 4 millones el coste de producción anual (la plantilla será reducida de 102 a 55 personas). En correspondencia, el comité de los trabajadores plantea aumentar las indemnizaciones para las bajas incentivadas y fomentar las prejubilaciones. La nueva actitud del Grupo Zeta se debe en gran medida a que las opciones para editar El Periódico en otra rotativa con garantías (en tiempo y forma) son muy limitadas, sin apenas garantías. En todo caso, el episodio ha demostrado que poseer una rotativa ha dejado de ser rentable como negocio para imprimir publicaciones ajenas al medio que la costeó y que la mantiene activa.
